¡Nos mudamos de blog!

Tenemos una noticia que daros…

Hemos estado trabajando para crear un nuevo blog y una página web más accesible, por lo que a partir de hoy nuestros próximos posts los publicaremos en nuestro nuevo espacio.

Si no queréis perderos nada, allí os esperamos.

Os dejamos el link a continuación:https://isabelmenendez.com/blog/

¡Gracias por estar ahí, os esperamos en la nueva web!

El frasco de la calma

El frasco de la calma es una de las técnicas más eficaces para ayudar a los niños a controlar sus rabietas y berrinches, además de mejorar su concentración y atención selectiva. Se trata de un frasco relleno de agua y purpurina que es muy entretenido para hacer con los niños.

Ayuda a tranquilizar a tus hijos con el frasco de la calma

Todas las emociones son importantes, por lo que el objetivo de dicha técnica es que tanto los adultos como los niños puedan gestionar sus emociones más negativas, pudiéndolas canalizar, y que así lo que sientan pueda entenderse desde la calma.

Cuando el niño se encuentra en un estado de agitación notará como su respiración y su ritmo cardiaco se ven acelerados. De esta forma, si agita el frasco se irían liberando todas esas emociones acumuladas que no sabe gestionar y cuando estas vayan disminuyendo, el niño debería dejar de agitar el frasco. Así vería como la purpurina va descendiendo lentamente, produciendo un estado de relajación y favoreciendo el equilibrio emocional.

MATERIALES

  • Un frasco transparente (plástico o cristal)
  • Purpurina o pegamento con purpurina (decantarse por tonos claros, más relajantes)
  • Pegamento trasparente ó champú para niños, transparente
  • 1 gota de colorante artificial
  • Agua caliente del grifo

PROCEDIMIENTO

  1. Vierte agua dentro del frasco hasta rellenar 1/4 del mismo.
  2. Añade dos cucharadas soperas de pegamento o champú en el frasco.
  3. Añade 3 o 4 cucharaditas de postre de purpurina y remueve bien.
  4. Agrega la gota de colorante para darle color al agua
  5. Por último, incorpora más agua dejando aproximadamente un dedo de aire para que haya movimiento, e incluso puedes añadir más purpurina si ves que no es suficiente , cierra bien el bote y….¡Listo! ya tienes hecho el frasco de la calma.

¿Qué podemos hacer para enseñar a nuestros hijos a regular sus emociones?

La regulación emocional (RE) es una asignatura pendiente en la mayoría de hogares.

Esta, es clave para el correcto desarrollo de nuestros hijos. Pero, ¿qué es la regulación emocional? La RE es la capacidad que tenemos las personas de poder controlar nuestras emociones de una forma eficaz, de manera que no nos lleguen a desbordar, y podamos adaptarnos a diferentes situaciones o ambientes de una forma adecuada.

Vivimos en una sociedad donde se tiende a esconder las emociones y más aún las que consideramos «negativas». Sin embargo, para poder autorregularnos de una forma correcta o adaptativa es necesario conocer y vivenciar lo que estamos sintiendo en cada momento. Es inevitable sentir lo que estamos sintiendo, pero sí podemos elegir que hacer con esa emoción.

«No ha sido para tanto…», «No llores, que fue una tontería…» «Si sigues enfadado va a venir el coco…» «Si tu ya eres mayor, eres muy valiente…»

Seguro que varias de estas frases os suenan, pero, ¿os habéis planteado las repercusiones negativas que pueden tener utilizarlas para calmar a vuestros hijos? Cuando recurrimos a utilizar estas coletillas estamos de una manera inconsciente, invalidando e incluso castigando, una serie de emociones que ellos están sintiendo como, miedo, tristeza, rabia…

Para poder enseñar a nuestros hijos a realizar una correcta regulación de sus emociones os dejamos algunos recursos :

  • El primer paso consistiría en validar y/o acoger la emoción que está sintiendo el niño. Podríamos utilizar las siguientes afirmaciones, «Veo que estás triste porque…», «Creo que te estás empezando a enfadar…» «Eso que estás sintiendo ahora es…»
  • Posteriormente, se pasaría a escuchar lo que necesita y ofrecerle ayuda. Por ejemplo, «¿Necesitas un abrazo?, «Lo que tu sientes también lo siento yo cuando estoy triste…», «¿Puedo ayudarte a solucionar…?
  • Asimismo, sería beneficioso darles herramientas para controlar sus enfados, rabietas, e incluso su tristeza, a las que puedan recurrir cuando se sientan así.
  • Por último, es importante no enfadarse o reñir al niño si vemos que muestra dificultades o está tardando más de la cuenta en su RE.

Conseguir que nuestros hijos se autorregulen emocionalmente será todo un reto que traerá consigo una serie de beneficios tanto a corto como a largo plazo. Entre ellos, destacaríamos los siguientes: poner nombre a lo que están sintiendo, es decir, un mayor autoconocimiento, dotarles de más seguridad y confianza, mejorar sus relaciones sociales, entre otros. Por consecuencia, gracias a todo esto, conseguiremos que los niños acaben sintiendo un mayor bienestar.

Cómo mantener la magia de los Reyes Magos

Este año ha sido complicado para todos, y en algunos hogares es posible que los Reyes no puedan venir o vengan menos cargados que otros años. Los ERTE, los cierres de negocios por las medidas sanitarias o el descenso de la actividad económica han hecho mella en los bolsillos de muchas familias, influyendo entre otras cosas en el presupuesto destinado al día de Reyes.

¿Qué podemos hacer si este es nuestro caso? Una buena opción es explicarles a los niños que este año hay que cuidar a los Reyes Magos igual que cuidamos a los abuelos, ya que son personas mayores y debemos protegerlos. Podemos escribirles una carta en la que les decimos que no se preocupen si este año no pueden venir a casa, que lo más importante es que estén sanos y que sabemos que en cuanto la situación sea más segura nos traerán los regalos que hemos pedido.

Si este año vienen, pero menos cargados, podemos escribirles diciéndoles que como muchas tiendas han cerrado, entendemos que es más difícil conseguir todos los regalos o que sabemos que se han gastado mucho dinero para ayudar a los hospitales y en esta ocasión no tienen tanto oro para comprar los presentes.

Al hacer que sean los propios niños los que tomen la iniciativa de escribir a Sus Majestades de Oriente, sentirán que tienen el control de la situación, lo que les ayudará a estar más tranquilos y a tener expectativas más realistas de lo que puede pasar.

Estas fiestas han sido difíciles, pero de nosotros depende seguir manteniendo la ilusión de los niños y la esperanza de que el año que viene los Reyes puedan visitarnos sin riesgos y cargados de regalos.

La tarta de las emociones: una actividad para niños y adolescentes

Hoy os traemos una sencilla actividad que utilizamos en consulta para enseñar a los niños y adolescentes a identificar las emociones y saber en qué grado se encuentran presentes en su vida.

Saber identificar correctamente las emociones resulta fundamental para el buen desarrollo social de nuestros niños y jóvenes. La inteligencia emocional les permitirá ser adultos más felices y con muchas más herramientas para resolver los conflictos que vayan surgiendo a lo largo del camino.

Si una persona entiende y reconoce sus emociones y las de los demás, será capaz de gestionarlas y además prever posibles comportamientos derivados de las mismas, por lo que la relación social con la otra persona será más satisfactoria.

Además de las 5 emociones «básicas» como son la alegría, la tristeza, el miedo, la vergüenza o la ira, existen otras muchas pero no menos importantes, que los jóvenes deben conocer como por ejemplo la frustración, la sorpresa, el rencor, la ternura… Todas ellas se encuentran presentes en algún momento de nuestra vida, y se trata de aprender a gestionarlas para alcanzar el bienestar emocional.

La actividad que os proponemos hoy consiste en dibujar un círculo como si fuera una tarta y delimitar las porciones para las 5 emociones básicas. El tamaño de la porción dependerá de si experimentamos esa emoción en mayor o menor medida, y reservaremos además un espacio para aquellas emociones «secundarias» que también se encuentren presentes en nuestra vida, les pondremos ejemplos sobre ellas y resolveremos sus dudas.

A cada emoción se le designa un color que sea representativo para nosotros y escribimos al lado de su porción qué cosas nos hacen sentir así. De esta forma, los niños y adolescentes se dan cuenta del peso que tiene cada una de las emociones en su vida, reflexionan y son capaces de expresarse sobre aquellas que son menos conocidas.

Procrastinar: el arte de no hacer lo que debes

¿Cuántas veces te has propuesto metas u objetivos que luego nunca has cumplido? ¿O te has dicho «de mañana no pasa» y una semana después la situación sigue igual? Cuando pospones realizar una tarea que debes hacer estás procrastinando, es decir, dejando para mañana (o más tarde) lo que puedes o debes hacer hoy.

La procrastinación tiene su origen en el perfeccionismo, las inseguridades, la dificultad de la tarea o la desmotivación. Es posible que no queramos hacer eso que debemos porque creemos que no seremos capaces de obtener un resultado plenamente satisfactorio para nosotros, porque pensemos que no seremos capaces de hacerlo, tal vez porque consideremos que es algo que nos requerirá mucho esfuerzo y no nos vemos con fuerzas para intentarlo o porque simplemente se trata de una tarea aburrida que queda rápidamente en segundo plano en cuanto aparece en escena un estímulo más interesante.

El problema surge cuando fruto de esa inacción surge en nosotros un fuerte sentimiento de culpabilidad por no haber hecho lo que debíamos, quizá nos sentimos ansiosos porque vemos que no cumplimos los plazos establecidos o simplemente discutimos con las personas de nuestro entorno profesional o familiar por no haber actualizado aquellos datos o dejar en el garaje aquella vieja bici que hace tiempo que deberíamos haber tirado.

Nuestra psicóloga Isabel Menéndez nos da algunos consejos para no procrastinar y aprovechar mejor nuestro tiempo, evitando así la sensación de culpa y las discusiones con los demás.

¿Miedo a volar? El uso de Psious en la aerofobia

¿Te late el corazón muy rápido cuando te acercas al aeropuerto? ¿Experimentas ansiedad o sudoración según se acerca el momento de subirse al avión? Estos y otros síntomas pueden ser habituales en muchas personas, pero si eres incapaz de volar, presentas aerofobia.

La aerofobia se traduce en la incapacidad de subirse a este medio de transporte, ni siquiera de imaginarse la situación, lo que puede generar problemas en nuestra vida diaria ya sea en asuntos de la vida familiar o profesional. No poder viajar, acudir a un evento importante de trabajo o visitar a la familia son algunas de las actividades que pueden verse afectadas por la aerofobia.

En nuestra consulta disponemos de la herramienta Psious, una aplicación de realidad virtual que facilitará de forma considerable el tratamiento de esta fobia. Utilizando técnicas de relajación y esta herramienta, podremos ayudarte tanto si te ves incapaz de subirte a un avión como si lo pasas realmente mal cada vez que tienes que hacerlo.

Gracias a los entornos de realidad virtual, será como si estuvieras dentro del avión pero con nosotros a tu lado, guiándote y enseñándote poco a poco a controlar la ansiedad y el miedo que puedas experimentar en esta situación. El objetivo es que seas capaz de utilizar este medio de transporte siempre que lo necesites sin sensaciones molestas ni pensamientos catastrofistas.

Nuestra psicóloga Isabel Menéndez explica más a fondo en el siguiente vídeo en qué consiste la aerofobia y de dónde viene este trastorno.

El duelo: consejos para afrontarlo de la mejor manera posible

Minientrada

Se acerca la festividad de los difuntos y el momento de recordar a los que ya no están con nosotros de una forma más intensa. La pérdida de un ser querido puede ser algo devastador y traumático. Cada persona reacciona de una determinada forma ante un hecho que puede llegar a marcar un antes y después en nuestra vida, pero estos consejos pueden ser de utilidad para asumir la pérdida y poder seguir adelante.

Lo más importante es aceptar nuestros sentimientos, y tomarnos el tiempo que necesitemos. A menudo la gente de nuestro alrededor, con la mejor intención, nos pregunta de forma reiterada qué tal nos encontramos y tratan de animarnos con frases como «no llores más», «el tiempo todo lo cura», «sé fuerte», etc. Sin embargo, es sano y necesario llorar, desahogarnos y aceptar una tristeza que nos acompañará una larga temporada. No debemos poner fecha al duelo, sino dejar que este se vaya desarrollando de forma natural, aunque lo habitual es que dure unos dos años.

Es importante hablar sobre el ser querido, recordar los buenos momentos con esa persona. Si nos resulta complicado hablar, podemos escribir o simplemente recordar experiencias positivas, que nos ayudarán a paliar poco a poco el sufrimiento. Hay personas que deciden incluso dejar de nombrar a la persona fallecida y rehuyen hablar sobre ella, evitan sus actividades o lugares favoritos. Esta actitud puede ser normal en los primeros momentos tras la pérdida, pero si con el paso del tiempo se mantiene puede obstaculizar el proceso del duelo, evitando que este pueda resolverse.

Es necesario también marcarse pequeños objetivos una vez pasado el dolor inicial, retomar poco a poco la rutina, con el fin de evitar el aislamiento y poder conectar nuevamente con nuestros familiares, amigos y compañeros.

Si notamos que pasado un tiempo considerable, el dolor sigue siendo insoportable y no conseguimos avanzar en nuestra vida, es necesario acudir a un profesional que nos ayude a aceptar la pérdida. No se trata de superarla, sino aprender a vivir con ella y poder hacerlo de forma tranquila y en paz.

Nuestra psicóloga Isabel Menéndez nos habla también de la culpa y cómo hablar con nuestros hijos sobre la muerte de un familiar en el siguiente vídeo:

La asertividad explicada a los más pequeños

Hemos hablado ya varias veces de la asertividad, pero hoy os traemos una actividad adaptada a los más pequeños para que aprendan a distinguir los distintos estilos comunicativos y sepan escoger el más indicado para ellos.

La asertividad es la capacidad para expresar de forma respetuosa pero firme nuestras opiniones, ideas o sentimientos de forma clara y sin dañar a los demás. Resulta fundamental aprender a ser asertivos para tener unas relaciones sociales sanas y para evitar tensiones y discusiones que muchas veces resultan innecesarias y agotadoras.

La actividad consiste en tratar de ponerle cara a cada uno de los estilos comunicativos, para ello les pediremos a los niños que dibujen un ratón, un dragón y una persona. El dibujo es una herramienta fantástica para trabajar con los niños, se entretienen y pueden visualizar mucho mejor lo que les estamos pidiendo.

El ratón representa el estilo pasivo: habla bajito, se esconde, tiene miedo y no se atreve a decir no o a expresar su opinión. Representa a las personas que no defienden sus derechos y prefieren no llevar la contraria a los demás con tal de ahorrarse una discusión. Al final, este estilo desgasta mucho y es habitual que las personas pasivas acaben «explotando».

El dragón representa el estilo agresivo: pega, insulta, muerde, araña, grita a los demás niños o trata de imponer a qué se debe jugar o con quién. No saben resolver los problemas de forma tranquila y discuten a menudo. Este estilo es peligroso, porque los niños pueden entender que la única forma de llegar a un acuerdo es a base de amedrentar o que gane «el más fuerte». Debemos hacerles ver que ante un conflicto del que no son culpables, si se comportan de forma agresiva seguramente se ganen un castigo o una fuerte reprimenda igualmente.

Por último, les pedimos que dibujen a una persona, si quieren pueden dibujarse a sí mismos, y les explicamos el estilo asertivo: hablar de forma tranquila, exponer a los demás las cosas sin tratar de imponer nuestra opinión, respetar los turnos o expresar nuestros sentimientos para facilitar que los demás se puedan poner en nuestro lugar.

Una vez hechos los dibujos, se puede hacer un pequeño teatrillo para representar los tres estilos y hablar sobre ellos: cuándo nos hemos portado como un ratón, cuáles han sido las consecuencias si lo hicimos como un dragón, qué beneficios conseguimos siendo personas, etc.

Dislexia: qué es y la importancia de la detección precoz

Ayer 8 de octubre, fue el Día Internacional de la Dislexia, trastorno del aprendizaje que afecta especialmente a la lectoescritura. Un niño que tenga dislexia tiene muchas probabilidades de tener fracaso escolar si no se detecta a tiempo, ya que todo su aprendizaje se verá condicionado y es posible que no consiga superar los objetivos requeridos para finalizar sus estudios o no sea capaz de optar a las salidas profesionales que hubiera deseado.

Estos niños pueden ver seriamente afectada su autoestima y su desarrollo emocional: creen que son «tontos», se desaniman, les cuesta concentrarse y no entienden por qué sus compañeros son capaces de seguir el ritmo normal del curso y a ellos les cuesta tanto. A menudo son etiquetados como personas vagas o perezosas que no ponen interés en los estudios o simplemente se considera «que no valen para estudiar». Esto les frustra enormemente y pueden acabar padeciendo también trastornos depresivos o de ansiedad.

Es por ello que resulta tan importante estar atentos a la lectura y escritura de nuestros hijos, pero también reforzar y cuidar su estado emocional una vez detectado el trastorno, especialmente en los casos de detección tardía. Actividades para aumentar la autoestima, pensamientos positivos, resolución de problemas o expresión de emociones son buenas armas para luchar contra este trastorno que tanto puede influir en la vida de nuestros hijos.

En el siguiente vídeo, nuestra psicóloga Isabel Menénendez nos da las claves para poder detectarla a tiempo y dar así la oportunidad a los niños de poder desarrollarse de una forma plena. De esta forma podrán escoger llegado el momento a qué quieren dedicar su vida con todas las garantías de que su aprendizaje se llevará a cabo de la manera más eficiente posible.